La sanción obliga al migrante permanecer entre 3 a 10 años fuera sin poder regresar, a menos que lo pida un esposo ciudadano y gestione el permiso I-601, que debe ser aprobado en el Consulado de Estados Unidos.
Con o sin una orden de deportación, cuando un inmigrante indocumentado pone un pie fuera de Estados Unidos se activa la denominada Ley del Castigo, que sanciona hasta con 3 años fuera a los inmigrantes que han vivido más de 180 días sin papeles o por 10 años si la presencia ilegal pasó de los 365 días.
La diferencia con los que son deportados es que, una vez cumplida la pena, los que se marchan por su cuenta deben ir a un consulado para pedir una visa de entrada, pero no están obligados a tramitar un perdón I-212 porque no fueron expulsados.
Cabe destacar, sin embargo, que con el gobierno Donald Trump los cónsules ahora son más rigurosos al momento de aprobar una visa, e incluso sus decisiones son inapelables.
“Cuando un consulado niega un trámite, le entrega al extranjero una notificación donde le indican que el fallo no es apelable, excepto en ciertos casos”, dice el abogado de inmigración Armando Olmedo, coautor del libro ‘Inmigración, las nuevas reglas.
Autor: Jorge Cancino
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